Muchos establecimientos han dejado su uso aparcado tras la posibilidad de que exista transmisión a través del aire acondicionado, pero con las temperaturas del verano bien es cierto que dificulta la estancia y el disfrute del entorno si este alcanza temperaturas muy altas.
Hoy queremos disipar dudas y ampliar los conocimientos sobre este tema para que el uso del aire sea seguro y se pueda recurrir a él sin preocupaciones.
Entre las noticias que han hecho saltar la alarma sobre este tema está el caso de un brote que se produjo en enero en un restaurante de Guangzhou (China).
Se comprobó que en este caso, se contagiaron con el COVID las personas que estaban sentadas en la zona de corriente de aire circulado mientras los camareros, demás personal y clientes en otras mesas no se infectaron con el virus.
Lo que pudo haber pasado en el restaurante de Guangzhou se explica por la importancia que podría tener la propagación del virus en el aire a distancias medias, especialmente en ambientes interiores.
“Cuando una persona está infectada y tose, estornuda o habla fuerte, emite unas gotículas grandes, por encima de las 5 micras, que tienen una trayectoria de caída de entre uno y dos metros, y por eso recomendamos mantener esa distancia de seguridad mínima”, nos explica Jose María Lagarón, investigador del Grupo de Nuevos Materiales y Nanotecnología del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos(IATA-CSIC).
“Pero hay otra fracción de aerosoles más finos que también podrían ser portadores de una carga vírica suficiente como para preocuparnos. En ambientes cerrados, pensamos que estas pequeñas gotas pueden llegar a propagarse a distancias mayores, de hasta ocho metros, y además permanecer varias horas en el aire. Esto explica algunos de los casos reportados en los que ha habido gente infectada a pesar de estar a una distancia bastante prudencial del foco”.
El SARS-CoV-2 es un virus nuevo del que aún se sabe poco, y muchas de las evidencias van cambiando a medida que avanza el conocimiento científico.
En lo que respecta a la influencia del aire acondicionado no hay certezas absolutas, pero los expertos coinciden en algo: la clave está en la recirculación del aire. Se trata de algo muy intuitivo: un sistema de ventilación que toma aire del exterior cada poco tiempo es más seguro, pues en el caso de haber aerosoles que porten el virus, estos saldrán más fácilmente de la habitación y se evitará la transmisión a través del aire. Otro de los aspectos a tener en cuenta, además, en el caso del aire recirculado, es la capacidad del filtro para eliminar esos aerosoles que podrían portar el virus.
Hace pocas semanas el CSIC ha publicado un informe, firmado por un equipo multidisciplinar de expertos, que analiza los filtros de aire en diferentes sectores industriales y la posibilidad de eliminar el SARS-CoV-2 en cada uno de ellos.
“Una de las conclusiones a las que hemos llegado, por ejemplo, es que el sistema de los aviones – al menos los que utiliza Airbus, que han sido los que hemos analizado- es bastante seguro”, nos explica Lagarón, que también ha participado en este informe. “En promedio, el aire en el interior del avión se regenera completamente cada 3 minutos. Hay una parte que entra desde el exterior y otra que recircula pero pasando por un filtro que además es lo suficientemente potente como para reducir la posibilidad de que los aerosoles portadores del virus, en caso de que los hubiera, no vuelvan a la cabina”.
¿Y qué pasa con los aires acondicionados convencionales? “Ahí es más difícil de generalizar, porque va a depender mucho de la marca y del filtro. Es una de las incógnitas que tenemos ahora y que habrá que analizar, pero en general tenemos dudas sobre su capacidad para eliminar los riesgos”.
Por todo lo que hemos comentado hasta ahora, una de las recomendaciones más seguras de cara al verano es, obviamente, pasar el mayor tiempo posible en espacios abiertos, donde la posibilidad de permanencia del virus en los aerosoles y de propagación es mucho menor.
De hecho, según un estudio reciente que aún está en fase de pre-publicación, en ambientes interiores las posibilidades de infección podrían llegar a ser veinte veces superiores al exterior, según un estudio reciente en Japón.
En caso de estar en espacios cerrados, evitar las aglomeraciones, mantener la distancia de seguridad, llevar mascarilla y ventilar cada poco tiempo son algunas de las medidas básicas que garantizan una prevención más eficaz.
“Uno de los mayores problemas puede estar en sitios donde no hay un sistema eficiente de aire acondicionado y además nos tenemos que quitar la mascarilla, por ejemplo en un restaurante o en la habitación de un hotel. Si, además, la música está muy alta, vas a tener que gritar más y habrá más posibilidad de emitir gotículas con el virus en el caso de estar infectado”, reflexiona Guillermo Quindós Andrés, catedrático de Microbiología Médica en la Universidad del País Vasco. “En estos sitios, además del tipo de aire acondicionado, es clave tener ventanas y poder ventilar cada poco. El aire que entra de fuera ayuda a que se deshidraten las gotículas y limita la permanencia en el aire del SARS-CoV-2”.
La American Society of Heating, Refrigerating and Air-Conditioning Engineers publicó en abril un documento de posicionamiento sobre aerosoles infecciosos cuyas conclusiones recoge también el informe del CSIC. En general, para los típicos sistemas de ventilación y climatización que se usan como calefacción en invierno y refrigeración en verano (HVAC por sus siglas en inglés), no parece que, ni siquiera los más perfeccionados, puedan prevenir completamente la propagación de un aerosol infeccioso.
“El impacto del sistema de HVAC dependerá de la ubicación y fuerza de la fuente, de la distribución del aerosol liberado, del tamaño de las gotículas, de la distribución del aire, de la temperatura, de la humedad relativa y de la filtración”, indica el documento.
“Una de las recomendaciones es que el aire se renueve con un caudal de 8 litros por segundo y persona”, nos explica Mª Cruz Minguillón, investigadora del Grupo de Geoquímica Ambiental e Investigaciones Atmosféricas, dentro del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA), CSIC, y que también ha participado en el informe. “Puedes hacer los cálculos en función del volumen de tu local y de tu capacidad para renovar el aire y calcular el aforo en consecuencia.
Otra idea es limitar el tiempo de permanencia de los clientes en el local, pues así también disminuyen las posibilidades de contagio”.
En lo que respecta a los filtros, la experta nos recuerda que “aunque lo ideal es contar con un filtro HEPA (High Efficiency Particle Arresting), no todos los sistemas de aire acondicionado lo aceptan, porque por ejemplo ese tipo de filtro necesita más potencia. Pero lo que sí que se podría hacer es contactar con el fabricante y hacer un estudio para averiguar cuál es el filtro más eficiente que permite el sistema que ya se tenga instalado en el local”.
La Asociación Técnica Española de Climatización y Refrigeración también ha publicado un documento de recomendaciones en lo que respecta al uso adecuado del aire acondicionado durante este verano tan atípico.
Antes de la reapertura de un local se recomienda, por ejemplo, una revisión general de la instalación de climatización y ventilación en la que se realicen operaciones de limpieza y desinfección de rejillas, difusores, filtros y baterías, así como los cambios en el funcionamiento que sean necesarios para reducir al máximo las posibilidades de contagio.
Fuente: Muy Interesante. https://www.muyinteresante.es/